martes, 9 de diciembre de 2014

EL PROBLEMA CENTRAL DE UN TAMBO NO ES PRODUCTIVO, ES MORAL





 Por Emilio Nazar Kasbo
Algunos creen que un Tambo depende de cuestiones que pueden resumirse en mediciones exitosas.  Creo que es un error.
¿Acaso el Tambo no debe tener mediciones exitosas? ¿Acaso no debe rendir muchos litros con mucha grasa butirosa y proteínas y con vacas que gozan de buena sanidad y condiciones higiénicas en la sala de ordeño, sumado a una buena dieta alimenticia?
Todo eso es medible, pero en realidad, no es un resultado sino una consecuencia. Es decir, ¿puede hacerse un trabajo que engañe el resultado pretendiendo un proceso de excelencia cuando éste no existe? La respuesta es que sí.
Basta pensar en que un tambo que carece de un ordeño higiénico o en el cual se producen irregularidades de diverso tenor, puede de pronto arrojar excelentes resultados, suficientes para engañar a algunos, pero que durarán tanto como la ineficiencia de base que produce las irregularidades. Por ejemplo, un Tambo que ordeña de promedio mil quinientos litros diarios, de la noche a la mañana puede rendir cerca de tres mil quinientos, con una eficiencia de dos mil litros más. ¿Cuál es la “fórmula mágica” que lo permitiría? Fácil: la incorporación de nuevas vacas que rindan más litros de leche por sobre el promedio, que aumentarán las cifras productivas tamberas.
Hay quienes creen que los pies pueden guiar a todo el resto del cuerpo humano hacia algún destino que no es capaz de determinar, porque es descartada la cabeza como fuente de orientación. Cuando la táctica es antepuesta a la estrategia y al plan, no queda más que un pragmatismo que puede traer gravísimas consecuencias a largo plazo, a costa del efímero éxito actual.
El Tambo no es un emprendimiento económico en el cual su centro es la producción láctea, donde hay una sala de ordeño que debe ser higiénica, con higiene en la conservación de la leche ordeñada, y con extensiones de pasto y buenas raciones para alimentar y aumentar la productividad de los bovinos.
La visión de esto necesariamente debe cambiar. El Tambo es un grupo de personas, un equipo humano, que combina al Propietario del campo con el Tambero y su personal en una amistosa comunidad para administrar en respeto a la naturaleza el manejo productivo y reproductivo de los bovinos, para obtener la leche que servirá de materia prima básica para la elaboración de la venta de leche o de otros productos que se basan en la industrialización láctea.
Hay dos polos humanos en esta consideración: el equipo humano del tambo, y los consumidores finales de productos lácteos como último eslabón de la producción de leche, su industrialización y su transporte. Si el Tambo falla en cualquiera de estos ámbitos, por más que tenga buenos números, buenos parámetros, índices e indicadores, habrá una falla de base porque humanamente no sirve para el crecimiento y desarrollo de parte o de ninguna de las personas intervinientes en la cadena productiva.

Es decir, el mejor tambo, es el que tiene el mejor equipo de amigos trabajando amistosamente para respetar la naturaleza y así obtener los mejores resultados. La mejor sala de ordeño con las mejores vacas, el mejor campo y condiciones climáticas con la mejor dieta vacuna, serán desaprovechados o incluso víctimas de un grupo humano resentido, incompetente o dañino que meramente especula con un resultado ajeno al orden productivo, porque todo lo acaba midiendo en parámetros financieros.
Toda Administración no es una cuestión económica, sino humana, de orden moral, de buenos hábitos en la distribución de los bienes. Siguiendo ese criterio, la Administración de un Tambo también involucra un problema moral, y las decisiones son las que sellan la impronta del sistema productivo adoptado.
¿Quiere Usted conocer cómo es su moral? Sólo revise cómo es el trato humano en su tambo, cómo lo administra, y podrá sacar las consecuencias.

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