jueves, 10 de noviembre de 2022

Bitácora Rural del 10 de noviembre de 2022 - Un pueblo sin cura

 


Por Emilio Nazar

Un pueblo sin cura

Resulta ser que el campo es como un gran espacio de hectáreas y más hectáreas convertidas en un espacio carente de límites internos, donde los animales vagan a sus anchas... como en las películas africanas, como en una estación ecológica.

Estoy en contra del maltrato animal, pero tampoco la exageración de antropoformizarlos, de humanizarlos al grado de considerar que tienen en sí mismos "derechos" asimilables a la organización social humana. Los animales, en estas condiciones, producen estampidas, y eso no es bueno. El ganado es mejor cuanto más tranquilidad tiene, y en estas condiciones no goza de tranquilidad.

Para mí que fue el Pulpo Negro. Pero quién sabe. Resulta ser que a media mañana nos quedamos sin agua en la zona del casco y en una gran cantidad de hectáreas del campo. Los bebederos quedaron sin agua, al igual que la cocina y el baño de la Administración, espacio que hoy utilizamos para vivir con mi familia. Mandé un mensaje al plomero del pueblo, para revisar la instalación y reparar lo necesario.

 Pero el plomero no me contestaba. Por eso decidí llamar al *911 para informar de los hechos: que al se produjo un corte de agua fruto de que alguien dañó el motor, dejando sin agua los bebederos y la zona del casco donde resido con mi esposa y mis siete hijos menores de edad, constituyendo ello el doble delito de maltrato animal y de violación de derechos de los menores. Lo digo en ese orden, porque muchos hoy consideran que los animales son primero y después los humanos. O que ambos somos iguales porque los humanos son animales.

No niego que haya humanos que sean animales. Lo que no acepto es que yo sea considerado o tratado como un animal. El resto que se quede con su "autopercibimiento" de ser cocodrilo o jirafa. Estas animaladas demuestran que cuando el hombre se aparta de Dios, cae a un nivel más bajo que los animales.

Pero a los dos minutos que corté con la policía, el plomero me contestó que en unos diez minutos estaría en el campo. Una terrible coincidencia temporal... Cuando llegó, me dijo primero que algún animal debió haber mordido los cables. Pero de hacerlo habría sido electrocutado, así que descarto esa opción. Para mí que fue el Pulpo Negro, nadie me va a convencer de lo contrario. El motor del agua se recalentó por un cable cortado, y dejó de funcionar. Estuvimos como dos horas primero diagnosticando el problema, después sustituyendo la bomba, y como comprobamos que había pérdidas, debí viajar al pueblo a comprar cinta de teflón para sellar la pérdida. Hasta que todo anduvo. Todavía me queda pendiente llevar el motor sustituido al pueblo, para su reparación.

Así, solucionamos el problema de agua de los animales y nuestro. Porque no creo que una vaca o una cabra pudieran reparar el motor. Tampoco un mono. Y eso se debe a que nuestra naturaleza es la de ser un compuesto sustancial de cuerpo y alma, y a que nuestro espíritu es superior e inmortal, diferenciado de los animales. Y por ese motivo tenemos la posibilidad de reconocernos y de ser hijos de Dios como hermanos de Jesús como el Verbo Encarnado, como Dios hecho hombre. De allí viene nuestra dignidad.

Pero cuando caemos en la animalada de creernos animales, alguien debería con corrección fraterna hacernos reflexionar, mostrarnos la vía de nuestro destino y señalar el paso con su propio ejemplo. Y como esto no sucede, mientras no reconozcamos nuestra dignidad como personas, el pueblo no tendrá cura.

Porque resulta ser que hay sacerdotes que pasaron por el Seminario, pero al momento de hablar o de escribir, no solo omiten el Magisterio y la Tradición de la Iglesia, no solo omiten a Jesús, sino que también omiten a Dios. Curas sin Iglesia, sin Cristo, y sin Dios. Meros impulsores activos de eventos sociales y culturales que en nada se diferencian de un vendedor de ilusiones en las cuales el mismo vendedor no cree, pero trabaja de venderlas a otros.

Un pueblo así, queda abandonado por Dios. No sé si tengo que ser más claro en eso. Y de allí el resto de las consecuencias.

En Lezama, hay dos Misas a la semana, una en la iglesia principal, y otra en la capilla de "El Tero". Es poco, pero... después de una pandemia en que fueron expulsados los feligreses y les han sido negados los Sacramentos ¿por qué han de volver ahora, cuando se les dijo que cuidar el alma no era de importancia frente a la vida en este mundo? Sí, hay miembros de la Jerarquía de la Iglesia que han expulsado a los feligreses, vaciando los templos. Y me temo que no podrán recuperar lo ya hecho. Curas y Obispos acostumbraron a los fieles a vivir sin Dios. No hay otro fruto que puedan cosechar para mostrar a Dios el día que se enfrenten a La Verdad.

Esto explica el estado espiritual de la población en general: desorientación y consternación.

Por eso, no es solamente el campo el que está desolado. La espiritualidad general ha sido arrasada. Y nuestra misión es levantar la cabeza, a riesgo de que pase el rasero...

CONTINUARÁ

Lo relatado son sucesos que utilizan en la narración datos reales, verídicos y comprobables, y forma parte de la literatura con formato periodístico. Pero se trata de una historia novelada. De algo que puede suceder a cualquier productor rural.

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