jueves, 17 de noviembre de 2022

Bitácora Rural del 18 de noviembre de 2022 - Bicicleteando...

 


Por EMILIO NAZAR

Bicicleteando...

Llevé las bicicletas a uno de los bicicleteros de la ciudad. 

Efectivamente, las bicicletas no solo estaban desinfladas. Estaban dañadas, fueron pinchadas. Y una de ellas con varios agujeros. Alguien merodea nocturnamente para causar daño.

Recuerdo que he visto el tramo de una película en algún momento, creo que se titulaba "El inquilino". En ese film, una joven pareja compra una casa en el exclusivo vecindario de Pacific Heights en San Francisco, pero debido a problemas económicos deciden alquilar la planta baja de la casa a Carter Hayes, quien se convierte en su inquilino. Al principio se muestra amable, pero con el pasar del tiempo va mostrando su verdadera y oscura identidad y sus verdaderas intenciones. El sujeto nunca paga el alquiler, expulsa a los otros inquilinos y sistemáticamente arruina la vida de los propietarios... Y eso no es todo, se trata de un sociópata experto en estafas, quien se ha asesorado para que engañando a la sociedad y a la justicia, todo aparezca como que la ley está de su parte. En un momento se me vino a la mente una identidad de situaciones... Creo que durante mucho tiempo he tenido dos "inquilinos" semejantes... Justamente, el Pulpo Negro actúa de este modo.

Las pinchaduras en las bicicletas, son una muestra de ello.

Por otra parte, indiqué al peón para hacer un conteo del ganado para el día sábado. Ayer se ausentó. Hoy también... Recibe indicaciones de no obedecer, de que no haya ninguna forma de orden en el campo. Es la "fórmula".

Una persona normal, debería darse cuenta si un superior le ordena mentir, esconderse y causar daño. Y si no se da cuenta e igualmente ejecuta tales órdenes, se hace responsable de sus acciones. La "obediencia debida" o la "amistad" en la comisión de delitos, no es otra cosa que convertirse en cómplice y partícipe, corriendo la misma suerte que los autores. Es un tema muy delicado.

Recuerdo que hace unos cuantos años invité al campo a un amigo con su familia, Alejandro Pérez. Enterado de ello, el Pulpo Negro desplegó todo un operativo, adelantándose unas horas a su llegada, trayendo familiares y haciendo aparecer como que se trataba de algo "improvisado".

"Emilio, ¿cómo hacés eso? ¿Cómo no avisás que viene gente? ¿No ves que no hay espacio, que no hay lugar, que está todo ocupado?", todo ello con el objeto de impedir que Alejandro y su familia pasaran unos días tranquilos en el lugar. Fue una simple perversión, un simple síntoma. El tiempo agravó la situación.

El Pulpo Negro, un especialista en manipulación, jamás comete crímenes perfectos. Porque el crimen perfecto no existe. Siempre deja rastros. Cualquiera puede ver sus huellas.

Ya es de noche. Las cabras rondan el puesto de la Administración, donde vivimos. 

Definitivamente, las cabras no fueron las que pincharon las ruedas de las bicicletas.

CONTINUARÁ

Lo relatado son sucesos que utilizan en la narración datos reales, verídicos y comprobables, y forma parte de la literatura con formato periodístico. Pero se trata de una historia novelada. De algo que puede suceder a cualquier productor rural.

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