Por Emilio Nazar
Montando al toro
Las fiestas patronales se extienden. Pero ayer fueron suspendidos los festejos debido al clima. Fuertes ráfagas de viento y lluvia, algo que hace tiempo se esperaba tras el tiempo de sequía en Lezama.
Los caminos de tierra quedaron embarrados, y como no había huellas, es la huella de mi vehículo la primera. Esa es la huella que servirá a quienes pasen luego de ida o de vuelta.
Un dato curioso, es que vi a un colectivo seguido por un auto que a pesar del estado del camino de tierra seguió su trayecto en dirección a La Postrera de Lezama.
Otro dato curioso, es que vi al camión de leche vacío, que al ver mi auto totalmente embarrado, decidió retroceder y regresar sin recolectar la leche de los tambos de la zona.
Estuvimos entre cantos, comidas y entretenimientos. Entre los juegos, había un toro mecánico que se podía montar, con premio para quien resistiera más de dos minutos sin caer. Mi hija Esperanza lo logró. Debo aclarar que se trata de un toro mecánico, que no es "maltrato animal", porque algunos creo que se confunden con estos temas...
Mientras tanto, la situación en el campo sigue igual. Está todo muy difícil, sigue el desastre porque no hay personal que me obedezca, cuando el encargado, el apoderado de la sociedad que explota el campo, e incluso titular del inmueble... soy yo. Persistiremos hasta tanto logremos, como Esperanza, tener éxito montando al toro...
CONTINUARÁ
Lo relatado son sucesos que utilizan en la narración datos reales, verídicos y comprobables, y forma parte de la literatura con formato periodístico. Pero se trata de una historia novelada. De algo que puede suceder a cualquier productor rural.
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